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jueves, 13 de marzo de 2008

* El caso Antúnez



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Imaginarium. Marzo de 1946.

Ring-ring, ring-ring.
(Suena el teléfono a primera hora de la mañana en la Delegación Nacional de Deportes.)

-Sí, dígame…(con voz soñolienta atiende un soldado)
-Buenos días y arriba España, soy el General Cuesta, póngame con Moscardó.
-A la orden de vuecencia mi General, le paso, ¡arriba España!
(...)
-¿Moscardó? Soy Cuesta Monereo. Te llamo para arreglar lo del muchacho este del Betis…sí hablo de Antúnez…¿cómo que no se puede arreglar?....Moscardó no me toques los cojones. Joder….¿cómo?...venga ya hombre…¿Benjumea? …ya se que es un cero a la izquierda….¿cómo?...que va hombre por Dios…son de los nuestros y además la gente se está echando encima y no deja de sonar mi teléfono…

¿La Federación Española y la andaluza? Pues que dimitan todos, pero por mis huevos que esto se tiene que arreglar que para esto ganamos una Cruzada…...aquí mandamos nosotros joder y déjate de monsergas.

Bueno, lo dejo en tus manos y espero por el bien de todos que lo soluciones pronto.
Adiós y ¡Arriba España!

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Francisco Antúnez Espada fue un medio centro que se formó en la cantera sevillista. Era un jugador de gran calidad, que siendo juvenil pasó a engrosar las filas del Real Betis, club que pasaba una de sus peores rachas bajando a Tercera División, inmerso en una crisis económica que podríamos calificar de “angustiosa”, estando en la en ruina total, debiendo la nómina de varios meses de sus futbolistas.

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El presidente bético, Eduardo Benjumea, era considerado por todos un “convidado de piedra” como otros tantos presidentes, que figuraban dando un cierto caché al club verdiblanco, siendo sus verdaderos artífices sus dos vicepresidentes, Carlos Hernández y Alfonso de la Torre.

Con este panorama podríamos llegar a pensar que el equipo favorecido por el régimen era el Sevilla FC, pero nada más lejos de la realidad. De hecho el equipo sevillista estaba mal visto por el régimen y su presidente elegido democráticamente en asamblea en 1932, Ramón Sánchez-Pizjuán, debe dejar su cargo a favor de otro que impuso la autoridad franquista que elegía a dedo a los presidentes de los clubes. Sánchez-Pizjuán es “exiliado” en Madrid trabajando para la Federación Española de Fútbol.

Ese mismo año “El Correo de Andalucía” inicia una campaña a favor del Real Betis que es llamada por este periódico “Campaña pro-Betis”. Artículos, reportajes, cartas de significados socios solicitando a su afición que acudan al estadio….En definitiva los medios sevillanos se movilizan en favor de un casi defenestrado equipo verdiblanco.

Pero no solo fue ayuda mediática la que recibieron, también recibieron algún que otro “regalo” por parte de las instituciones franquistas. Esa misma temporada, el equipo verdiblanco tiene que desplazarse a Zaragoza para disputar el partido de liga que le debe enfrentar al equipo aragonés. El rumor corre como la pólvora por la ciudad, no hay dinero para ir a Zaragoza. Finalmente y tras algunas gestiones de los directivos béticos se consigue reunir el dinero y se puede realizar el desplazamiento liguero. Días después el tesorero bético Carlos Hernández reconoce al “Correo de Andalucía” en una carta publicada el 25 de Enero, que las 3.500 pesetas de los gastos del viaje son sufragados por un “determinado organismo”, sin especificar cuál.

El 1 de Febrero de 1946, la directiva bética emite una nota que publican los periódicos sevillanos en la que reconoce que un organismo del régimen, a instancias de su presidente, Eduardo Benjumea, les hace un donativo para salir de la situación económica por la que atraviesan. El organismo es la Diputación Provincial de Sevilla.

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No se conocen ayudas de ningún tipo constatables al equipo sevillista desde los estamentos políticos, más que se basan en leyendas urbanas de esta ciudad, club que se vio obligado por el fascismo a cambiar de nombre debido a la sustitución de los anglicismos en las nomenclaturas por orden del régimen franquista.

El Sevilla CF conocedor de la situación de su vecino, estableció contacto con el equipo bético, en aras de contratar a Antúnez para que éste sustituyera al medio centro sevillista Félix, pues su retirada estaba próxima. Los directivos béticos pusieron como precio de su futbolista la cantidad de 80.000 pesetas, cifra nada desdeñable en la época que les sacaba de la ruina momentáneamente. El Sevilla FC accedió y sus vicepresidentes, que con el consentimiento de su ausente presidente, firmaron el contrato. No en vano eran los gestores reales del equipo coronado por su majestad.

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Pero una vez conocido por la opinión pública, supuso un escándalo en la afición bética que tachó de “traidor” al pobre jugador Antúnez que temió realmente incluso por su integridad física.

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Antúnez se las tuvo que ingeniar para no ser linchado por algunos fanáticos, cuando cogía el tren de la expedición del Sevilla, normalmente lo hacía en la estación siguiente y se apeaba en la anterior.

Toda la gestión, contó con el beneplácito de la Federación Andaluza, que a través de Antonio Calderón que la presidía, admitió la correcta documentación sevillista del traspaso del jugador y se la envió a la Española, que también dio el visto bueno.

Pero el escándalo en Sevilla era tan impresionante entre los seguidores verdiblancos que el presidente bético, Benjumea, desautoriza a sus dos vicepresidentes, hablando de conjura de las federaciones contra el Betis. Ante este panorama se decidió a intervenir la máxima autoridad franquista del deporte en España: el general Moscardó, máximo responsable de la D.N.D. (Delegación Nacional de Deportes).

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El general Moscardó, tomando una decisión propia del régimen que le alimentaba, dictó que el jugador Antúnez debía volver al Real Betis, invalidando todos los mecanismos de funcionamiento de las Federaciones andaluza y española, que observaron total transparencia y legalidad en el fichaje del jugador al Sevilla FC. Por ello dimitieron en bloque los directivos de ambas federaciones, así como el resto de federaciones territoriales, el Comité Técnico de árbitros y -curiosamente- la junta directiva del Nastic de Tarragona en solidaridad por la injerencia.

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El Sevilla FC ganó su única liga con el jugador Antúnez entre sus filas.

Habría que analizar profundamente toda esta trama, pero el verdadero objetivo de la cúpula bética, en connivencia con las autoridades franquistas, fuese posiblemente desposeer al equipo sevillista de la liga, argumentando alineación indebida, vistos los datos que presentamos a continuación.

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El Betis insiste con el asunto presentando un nuevo recurso tras la consecución de la liga por parte del Sevilla CF y por ello estaríamos hablando de la mayor insidia pretendida desde un club hacia otro en toda la historia del fútbol, utilizando sus influencias en el estamento militar, debido a que sus fundadores y directivos ocupan puestos de alta responsabilidad en el régimen franquista con el objeto de quitarle los puntos al club sevillista y todos los datos hacen presuponer que la pérdida de los mismos era una petición expresa de los recurrentes verdiblancos.

Estaríamos hablando del General Cuesta Monereo, fundador del Betis; del Capitán General Sáenz de Buruaga, a la postre directivo bético; Adolfo Cuéllar que fue presidente del Betis, entre otros, junto al general Moscardó, brazo ejecutor de la insidia hoy demostrada.

Jamás el Sevilla FC a lo largo de su historia pretendió canallada semejante frente a otro club, mucho menos retorciendo la letra y el espíritu de leyes y contratos, para causar tremendo daño en el rival, ni conozco caso alguno semejante en la historia del fútbol en que un equipo pretendiera privar en los despachos a otro nada manos que de un campeonato liguero.

Pero no contaron con las consecuencias de la vuelta de Antúnez al Betis, ya que una vez en sus filas el Betis debería devolver las 80.000 pesetas cobradas al Sevilla CF y estas ya no se hallaban en su poder, ante lo cual se les presentaba una situación que agravaría aún más su catastrófica situación que terminarían muy probablemente en su desaparición.

Pero en esa ley no escrita que se llama “la del perro de hortelano” el esperpento se materializa. Un mes después, Antúnez vuelve al Sevilla CF por no poder pagar los rectores béticos.

Eduardo Benjumea dimitió y tomó posesión el nuevo presidente Alonso Cueli. El Betis recibió del Sevilla FC otra pequeña cantidad de dinero que sirvió para tapar otro agujero que le dejó en herencia el característico señor Benjumea. Antúnez recibe del Betis un reloj de oro como regalo y se convierte en el único jugador que ha sido traspasado dos veces por el Betis al Sevilla.

Moscardó no se atrevió finalmente a desposeer al Sevilla FC de los puntos, temiendo quizás disturbios en Sevilla y que la situación se le fuese de las manos.

Hay quien dice que Radio Moscú, la radio de los vencidos en la guerra, trató el hecho como una injusticia del sistema español imperante y apoyando a los béticos en su "proletaria lucha" contra los "capitalistas" del Sevilla. Pero es algo que no se puede demostrar y siendo así ¿qué habría dicho tras la intervención del general Moscardó?

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