martes, 11 de septiembre de 2018

#BETISLEAKS: “VILLA HELIÓPOLIS”, UNA CLOACA URBANÍSTICA


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Fuente: @MemoriadelBetis

Ya saben nuestros lectores cómo en este blog y en nuestra cuenta de twitter tenemos perfectamente documentado, con papeles oficiales y confesiones firmadas de puño y letra de los protagonistas, el sablazo del Real Betis Balompié a la ciudad de Sevilla con la compra del campo de Heliópolis, cuyo vuelo y suelo, de propiedad municipal, se los quedó el Betis por un precio de auténtico saldo, y por ende, con un descuento sobre el valor de mercado (regalo o donación) de varias decenas de millones, mediante un procedimiento, ilegal a todas luces, para eliminar cualquier tipo de concurrencia. Benito Villamarín, el concejal falangista de la Vieja Guardia Alfonso Jaramillo y el alcalde franquista Mariano Pérez de Ayala fueron sus artífices.

Hoy les hablaremos de otro extraordinario pelotazo, mejor dicho, de toda una cadena de pelotazos inmobiliarios consecutivos, alrededor del espacio conocido como “Villa Heliópolis”, un tema que consideramos de actualidad habida cuenta las recientes noticias sobre el proyecto de nueva ciudad deportiva bética en Dos Hermanas. Todo pinta a que los oscuros negocios del Real Betis Balompié con sus ciudades deportivas continuarán y los pelotazos ya consumados, servirán de puente o palanca para otro atraco a las arcas públicas. “Villa Heliópolis”, para los no avezados, era originalmente un par de campitos adyacentes al gol sur del Benito Villamarín donde el Betis tuvo su primer espacio de entrenamientos y para la cantera que pudiera catalogarse como tal, aunque siguiera usándose ese nombre también en los primeros tiempos de Bermejales, hasta que la entidad dispuso llamarla Ciudad Deportiva Manuel Ruiz de Lopera (hoy, Luis del Sol).

Para evitar confusiones, aportamos a continuación una doble fotografía. En la imagen de la izquierda, en blanco y negro, una vista de los terrenos municipales donde se ubicaba Villa Heliópolis, dentro del círculo rojo, en una ortofoto de 1985; y en la siguiente imagen, ortofoto en color, a la derecha, esa misma zona, ocupada ya parcialmente por el Hotel Al-Andalus, y más abajo, señalada con el círculo verde, la actual ciudad deportiva Luis del Sol.

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El 11 de mayo de 1987 se pusieron las bases de la futura ciudad deportiva del Real Betis Balompié que habría de sustituir a “Villa Heliópolis”. Ese día se celebra un almuerzo entre el Presidente del Real Betis Balompié y los responsables municipales de la Gerencia de Urbanismo, habida cuenta las repercusiones del nuevo plan de ordenación urbana sobre los citados terrenos, ocupados por el club bético en régimen de arrendamiento. A la cabeza de ambas entidades, Gerardo Martínez Retamero, y Manuel del Valle Arévalo, o lo que es lo mismo, puro Real Betis Pesoé.

Como telón de fondo, la recalificación de los terrenos aledaños del Ramón Sanchez-Pizjuán, propiedad desde hacía décadas del Sevilla Fútbol Club, unos terrenos adquiridos por la entidad de Nervión a costa de enormes sacrificios deportivos y con el esfuerzo titánico de las economías de la afición sevillista. Esgrimiendo un supuesto agravio comparativo, Retamero pretendía de su colega socialista una permuta de terrenos para compensar al Betis por la forzosa (por imperativo legal del planeamiento) salida de “Villa Heliópolis”, pero olvidando un pequeño detallito sin importancia: este suelo no era titularidad del Betis, que solo disponía de un simple inquilinato sobre el mismo.

Por lo tanto, y al margen de que las zonas de las que hablamos eran completamente dispares (Nervión, milla de oro comercial de la ciudad; y Heliópolis, zona subdesarrollada, lejanísima y sin apenas urbanizar), en ningún caso la situación era ni de lejos equiparable a la del Sevilla Fútbol Club ni cabía esgrimir agravio alguno, porque no se pueden comparar peras (mero arrendamiento de predio ajeno, en el caso del Betis) con manzanas (plena propiedad, céntrica y cotizadísima, del Sevilla F.C.).

Nadie puede jurídicamente permutar lo que no es suyo, o al menos así parecía. Pero al cabo de un tiempo empieza a sonar una indemnización (¿?) de 77 millones de pesetas a pagar por el Ayuntamiento al Betis por su salida de “Villa Heliópolis”. El ardid utilizado fue que el Ayuntamiento expropiase previamente los terrenos a sus antiguos propietarios, pasando a ser de titularidad municipal, es decir, convirtiéndose ex profeso en arrendador para luego, en un segundo paso, sacarse de la chistera una indemnización a favor del Betis por la extinción del arrendamiento.

El 16 de marzo de 1988 se firman los papeles de este tocomocho, y el 17 de mayo siguiente, el acta de ocupación. En esta fecha, el Ayuntamiento paga en el acto al Betis 50 de los 77 millones de pesetas acordados:

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“El Ayuntamiento dio cincuenta millones al Betis por los terrenos de Villa Heliópolis”

“… Ya ayer el Ayuntamiento le entregó cincuenta (millones), para en el plazo de un mes recibir los veintisiete millones restantes.”

Pese al convenio cerrado, la consiguiente extinción del arrendamiento y la “indemnización” reconocida y cobrada, es decir, con las prestaciones contractuales correspondientes al Ayuntamiento de Sevilla perfectamente ejecutadas, todo fue un paripé. Contraviniendo ambas partes el acta de ocupación firmada, el Betis siguió usando los terrenos de Villa Heliópolis en una operación redonda donde, en lugar de pagar por el uso de unos bienes ajenos, había cobrado una millonada por abandonarlos, pero seguía disfrutando de ellos. En 1990, por poner un ejemplo, aún utilizaba estas instalaciones para partidillos de entrenamiento del primer equipo y, como luego veremos, no los había desalojado aún en 1995.

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En septiembre de 1995 volvemos a oír nuevas y sorprendentes noticias sobre los terrenos de “Villa Heliópolis”. El Real Betis Balompié, a través de Manuel Ruiz de Lopera, denuncia públicamente que el Ayuntamiento de Sevilla no le había pagado 74 millones de pesetas de aquellos terrenos, importe que el club bético pensaba utilizar para acceder a financiación del Plan de Saneamiento.

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No hay duda de que se trata de la original “Villa Heliópolis”, porque se dice claramente “… por un acuerdo anterior, el Betis cedía al Ayuntamiento los terrenos de la antigua ciudad deportiva, muy cercanos al Benito Villamarín …” Por eso, podría pensarse inicialmente que estos 74 millones de ahora podían ser la “indemnización” del tocomocho acordado el 16 de marzo de 1988 (“… por un acuerdo anterior…”). Sin embargo, no sólo no coinciden las cifras (77 millones en el acuerdo primitivo, 74.082.300 pesetas ahora), sino que en virtud de aquel acuerdo, el día de la firma del acta de ocupación, 17 de mayo de 1988, ya se pagaron 50 millones, y el resto, hasta los 77, inmediatamente después.

¿De dónde salen entonces estos nuevos 74 millones por “Villa Heliópolis”? El propio Ayuntamiento de Sevilla, en el recorte adjunto, nos ofrece la explicación. Los 74 millones reclamados ahora por Ruiz de Lopera a Soledad Becerril proceden de otro acuerdo sobre “Villa Heliópolis”, distinto del celebrado y ejecutado en 1988. Se trata de un acuerdo posterior, de fecha 17 de abril de 1995.

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En los antecedentes del acuerdo 32 del Pleno del Ayuntamiento de Sevilla de ese día, se recogía expresamente:

“El Consejo de la Gerencia Municipal de Urbanismo acordó el pasado día 24 proponer al Pleno del Excmo. Ayuntamiento la ratificación del convenio suscrito con el Real Betis Balompié.

Este convenio que ahora se ha suscrito trae su causa en gran parte en el ya suscrito con esa Entidad, el 16 de marzo de 1988, virtud el cual, esta última Entidad ocupa con carácter de precario parte de la parcela municipal calificada de deportivo público e identificada con la denominación 4-1 del Plan Parcial Los Bermejales (SUP-GU-1). Asimismo esta Entidad ha mantenido la ocupación con igual carácter de precario de una parcela calificada de deportivo público y de propiedad municipal en la delimitación de la UA-SU-6, colindante con el actual Estadio de la Entidad Deportiva.

Para dar una mayor integridad a los espacios sobre los que se asientan las instalaciones de la citada Entidad Deportiva, ésta ha solicitado al Ayuntamiento la ocupación de la totalidad de la parcela 4-1 del Plan Parcial de Los Bermejales.

… Igualmente se ha convenido con la citada Entidad Deportiva que ésta deberá dejar libre la parcela que en la actualidad ocupa en la UA-SU-6 junto a su Estadio Deportivo, que pasará a ser ocupada y utilizada por el Instituto Municipal de Deportes en el ejercicio de sus competencias en materia deportiva.”

El chanchullo era de órdago: en primer lugar, por un terreno que no era del Betis, sino del Ayuntamiento, éste reconoció y pagó al club bético una indemnización de 77 millones de pesetas en 1988. Adicionalmente, por virtud de otro acuerdo celebrado el 17 de abril de 1995, el Ayuntamiento se comprometía a pagarle al Betis 74 millones de pesetas que, una vez cobradas por el club verdiblanco, debían ser devueltas al consistorio para saldar deudas municipales del propio Betis con la corporación. Es decir, el Ayuntamiento pagaba con su propio dinero deudas municipales del Betis a cambio de unos terrenos que eran del propio Ayuntamiento y por los que el consistorio sevillano ya había pagado 77 millones de pesetas al Betis en 1988. Alucinante. Del acta oficial del Pleno del Ayuntamiento se desprende además otro dato escabroso. En septiembre de 1995, el Betis no había desalojado aún los terrenos de “Villa Heliópolis”, pese a haber suscrito el acta de ocupación a favor de éste en mayo de 1988 (recuerden “… terrenos de la antigua ciudad deportiva, muy cercanos al Benito Villamarín …”), conditio sine qua non para poder cobrar, pero aun así quería el dinero. El Ayuntamiento se baja los pantalones y acepta pagar pese a no recuperar la posesión de los terrenos.

Gracias a la anterior noticia identificamos por primera vez el acuerdo de 17 de abril de 1995 (distinto del de 16 de marzo de 1988) entre el Real Betis Balompié y el Ayuntamiento de Sevilla, y los 74 millones largos de pesetas sacados de la chistera de las arcas municipales para pagar una deuda del Betis con la propia Hacienda municipal, un cambio de mano que ríanse ustedes del mejor prestidigitador. Es curioso, y tremendamente revelador, que en la prensa del momento (abril de 1995), apenas haya rastro de una operación tan relevante para la ciudad de Sevilla. Peor aún, encontramos referencias periodísticas a lo que sin duda fue la reunión de las partes para tal fin y, sin embargo, en ellas se afirma que el objeto del encuentro fue otro. La reunión entre el Alcalde de la ciudad, Alejandro Rojas Marcos, y los representantes del Betis, Manuel Ruiz de Lopera (consejero delegado) y Luis Bellver (vicepresidente y abogado), se “vistió” públicamente como encuentro para tratar de la organización del Trofeo Ciudad de Sevilla

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¿Por qué este oscurantismo? ¿Había algo extraño, además del chanchullo de las indemnizaciones por Villa Heliópolis, en el acuerdo sobre los terrenos municipales de Los Bermejales? La información de los acuerdos del Pleno del Ayuntamiento es interesadamente escueta, remitiéndose a un convenio que no es público. Por ello, no será hasta dos años más tarde que encontramos las evidencias de la monumental tropelía cometida por el Ayuntamiento de Sevilla y el Real Betis Balompié para favorecer y dopar deslealmente a este club. El 25 de noviembre de 1997 el diario El País publicaba lo siguiente:

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Repasemos:

“La ciudad deportiva Manuel Ruíz de, Lopera, el recinto en el que se entrena el Betis, ha sido edificada sin licencia, violando normas urbanísticas e invadiendo zonas verdes municipales.

“… con posterioridad a la apertura del expediente sí se solicitó licencia para el vestuario construido en Los Bermejales de Sevilla, que no ha podido ser concedida porque invade terrenos que no pertenecen al club. La GMU ha planteado una sanción inicial superior a los siete millones.”

“La ciudad deportiva está construida en terrenos cedidos "en precario" por el Ayuntamiento de Sevilla, en virtud de un convenio firmado el 17 de abril de 1995. El documento consistía en que el Betis cedía sus antiguas instalaciones de la ciudad deportiva al Ayuntamiento y éste, a su vez, cedía en precario terrenos de uso deportivo. En el documento se estipulaba que el Betis "deberá solicitar cuantos permisos y autorizaciones fueran pertinentes para la ejecución de las obras que pretenda ejecutar sobre la parcela".

“ … las obras en el recinto se ejecutan "desde 1990 sin que en ningún momento se haya solicitado la correspondiente licencia", un hecho que los técnicos de urbanismo consideran "muy grave".

La lectura de la noticia sólo puede provocarnos estupor no ya como sevillistas, sino aún más como ciudadanos de la capital andaluza. Se trata de un escándalo absolutamente injustificable. “Villa Heliópolis”, terreno expropiado por el Ayuntamiento de Sevilla, del que el Betis era mero inquilino, pero sin ningún tipo de derechos dominicales, no sólo sirvió de pretexto para enchufarle a dicho club en 1988 y 1995 una morterada de millones de pesetas del bolsillo de todos los sevillanos, sino que además sirvió también para cederle al Betis ¡¡EN PRECARIO!!, es decir, GRATUITAMENTE, SIN RENTA NI NINGUNA OTRA CONTRAPARTIDA ECONÓMICA, los actuales terrenos de Los Bermejales. Terrenos en los que, además, el Betis comenzó a ejecutar obras (es decir, a usarlos y ocuparlos) desde 1990, esto es, ¡¡CINCO AÑOS ANTES DE NI SIQUIERA TENER FIRMADO UN ACUERDO DE CESIÓN EN PRECARIO!!

Hemos visto la millonada directamente regalada por el Ayuntamiento de Sevilla al Betis, pero también tenemos que hacernos eco de lo que podríamos llamar “pelotazo indirecto”. En concreto, ante la displicencia absoluta de los regidores de esta ciudad, el Betis hizo fortuna, trincando cuarenta millones de pesetas más por ceder a terceros parcialmente el uso de los terrenos de la ciudad deportiva, que no eran suyos, y que estaba ocupando gratuitamente.

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“… la directiva bética firmó un contrato con una empresa por el cual cederá, durante el tiempo que dure la Expo, unos terrenos de la ciudad deportiva …”

“El contrato que ayer se firmó en la sede del club, con la autorización del Ayuntamiento de Sevilla, consiste en que el Betis cede una parte de los terrenos de Villa Heliópolis …”

“La entidad heliopolitana recibirá más de cuarenta millones de pesetas, en un principio, aunque podrían alcanzar los sesenta.”

Con todo, y aunque esto pueda parecerles interminable, no queda aquí la cosa. Todavía hay más. La gravísima situación de ilícitos urbanísticos expuesta, lejos de arreglarse con la máxima urgencia, siguió en la más absoluta impunidad durante diecisiete años. D-I-E-C-I-S-I-E-T-E. Veamos cómo lo contaba Diario de Sevilla el 15 de noviembre de 2012:

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URBANISMO LEGALIZA LAS OBRAS DE LA CIUDAD DEPORTIVA DEL BETIS 17 AÑOS DESPUÉS

La regularización de estas obras, solicitada hace un año, permite a la entidad pedir nuevas autorizaciones para otras actuaciones. El Betis llegó a amenazar en 1999 con "sacar los cañones" si Urbanismo osaba demoler lo construido sin licencia. Ha pasado el tiempo y ha cambiado la normativa y los gobernantes en el Ayuntamiento y en el club verdiblanco. La construcción de la ciudad deportiva del Real Betis quedó ayer legalizada 17 años después. El club solicitó en mayo de 2011 la licencia para la legalización de una obra ejecutada en los años 90 en la parcela cedida en precario en 1995 por el Ayuntamiento para sus instalaciones en la ciudad deportiva. La construcción ha carecido de papeles durante casi dos décadas en las que no faltaron sucesivas inspecciones de la Gerencia de Urbanismo, realizadas bajo la dirección política del Partido Andalucista, y órdenes de demolición que sucesivamente se iban incumpliendo. Esta situación generó un conflicto entre el Ayuntamiento y la antigua dirección del club en la que no faltaron las declaraciones airadas del entonces vicepresidente, Ángel Martín, en las que refería la posibilidad de "sacar los cañones" si el Ayuntamiento practicaba las demoliciones.

El club ejecutó obras de construcción de un nuevo centro deportivo que incluye tres campos de fútbol 11, un campo de fútbol 7, vestuarios, aseos, graderíos y aparcamientos descubiertos, vivienda de guardia y, ejecución de cerramiento o vallado perimetral. Tales obras no contaban con licencia municipal, entre otras cosas porque extralimitaban los límites perimetrales de la parcela. Consiguientemente, esta actuación provocó la apertura del correspondiente expediente disciplinario por parte de la Gerencia de Urbanismo. El Plan General de Ordenación Urbanística vigente, aprobado en el año 2006, aprueba una ampliación de la superficie de dicha parcela, lo que posibilita la legalización de las obras realizadas, al quedar éstas integradas en los actuales límites de la parcela urbanística definida.”

Por si les puede parecer falsa o “biriperiodismo” la noticia, pasamos a transcribir la nota oficial sacada por el propio Ayuntamiento de Sevilla, bajo el mandato de Juan Ignacio Zoido, al respecto:

“El Real Betis Balompié S.A.D. solicitó el 18 de mayo de 2011 licencia de obras para la legalización de una actuación ejecutada en los años 90 en la parcela cedida en precario en 1995 por el Ayuntamiento de Sevilla para sus instalaciones en la Ciudad Deportiva. En aquel momento, el club ejecutó obras de construcción de un nuevo centro deportivo que incluye tres campos de fútbol 11, un campo de fútbol 7, vestuarios, aseos, graderíos y aparcamientos descubiertos, vivienda de guardia y, ejecución de cerramiento o vallado perimetral. Tales obras no contaban con licencia municipal, entre otras cosas porque extralimitaban los límites perimetrales de la parcela. Consiguientemente, esta actuación provocó la apertura del correspondiente expediente disciplinario por parte de la Gerencia de Urbanismo.

El Plan General de Ordenación Urbanística vigente, aprobado en el año 2006, aprueba una ampliación de la superficie de dicha parcela, lo que posibilita la legalización de las obras realizadas, al quedar éstas integradas en los actuales límites de la parcela urbanística definida. A raíz de la nueva situación creada, la directiva del Real Betis Balompié manifestó a la Dirección de Urbanismo su intención de legalizar las obras ejecutadas con la presentación del correspondiente proyecto de legalización. Una vez analizado el documento presentado por la entidad, la Comisión Ejecutiva de la Gerencia de Urbanismo ha concedido en el día de hoy la licencia de legalización solicitada, si bien se había exigido previamente la ejecución de unos trabajos complementarios.

La regularización de estas obras, que se habían realizado de manera ilegal, permite además a la entidad solicitar nuevas autorizaciones para futuras actuaciones. Tal es el caso de un proyecto de ampliación de la ciudad deportiva del club, consistente en la construcción de un nuevo edificio, que el Real Betis Balompié S.A.D. presentó el pasado mes de febrero en la Gerencia de Urbanismo, al objeto de que le sea concedida la correspondiente licencia de obras.”

Por el camino, como ya sucediera con las obras del Estadio Benito Villamarín, el Real Betis Balompié invadió terrenos municipales, birló, usurpó, mangó suelos de la ciudad de Sevilla por la misma cara, con la connivencia del Ayuntamiento, que hizo la vista gorda primero durante casi dos décadas, privando al patrimonio de Sevilla de las sanciones, intereses y compensaciones previstas legalmente ante tales abrumadores ilícitos urbanísticos, y luego, en el colmo de la desvergüenza, se lo legalizó como si tal cosa.

El asunto es de una gravedad tan extrema que no sabemos cómo el Sevilla Fútbol Club permanece impasible ante estos desmanes y ante los que se avecinan, porque los nuevos pelotazos urbanísticos del eternamente subsidiado Betis, están por venir. Queremos saber si el Real Betis Balompié sigue disfrutando todavía hoy EN PRECARIO de los terrenos municipales de su ciudad deportiva y, de ser así, hasta cuándo va a durar semejante tomadura de pelo. Porque no queremos imaginarnos que se especule con los suelos (sevillanos) aledaños al estadio del Betis ni mucho menos que los terrenos de Los Bermejales cedidos gratuitamente acaben siendo el nuevo negocio multimillonario del equipo del PER.

-¿A ti te han regalao algo alguna vez, Paco?

-Todo hija, TODO, pero no regalao, sino mangao, sisao por la misma cara.

-Y entonces ¿por qué somos tan llorones?

-Pa disimular, hija, pa disimular … Y para seguir trincando.

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