viernes, 29 de junio de 2012

LA COPA DEL 39 Y FIELPEÑA

EL ORIGEN DEL ENTUERTO

Los que vienen siguiendo la aventura de este asunto sabrán que el detonante de la vuelta a la actualidad de esta historia fue la catalogación que hace un par de años realizó el CIHEFE, "Copas que fueron ligas y ligas que fueron copas”, sobre los títulos nacionales. El Campeonato de 1939 se encuentra “en revisión”. A fecha de hoy, ni está “suprimida” ni “reconocida” por parte de este organismo. Como venimos diciendo, entendemos que están recopilando toda la información necesaria para dictaminar de la forma más correcta. Confiamos en la rectitud de su decisión.

Vayamos al origen del problema. Nada nace por generación espontánea, todo tiene un porqué.

Fielpeña (Juan Peñafiel Alcázar), periodista de “La Verdad” de Murcia es el responsable de que en la actualidad todavía sigan algunos dándole vueltas a la categoría de la Copa del 39 y que si no era un campeonato de España.

Así se escribe la Historia (aunque la “H” parece que le viene grande). En diciembre de 1942 se publica el libro “40 años de Campeonato de España de Futbol”.

CE39 Fielpeña Portada
 
Cuando comenzamos nuestras investigaciones sobre “la Copa del 39” desconocíamos su existencia, pero fue Bernardo de Salazar, en el programa de Sevilla Fútbol Club Radio “Historia Viva”, del 9 de febrero del 2012, el que nos puso sobre la pista, indicándonos hasta el número de la página, la 178.

Una vez que Salazar nos había marcado las coordenadas exactas del origen del entuerto, había que llegar hasta él, había que hacerse con el texto original. Como podrán figurarse, el libro original, en su primera edición, ya se encuentra en la Biblioteca del Archivo "Agustín Rodríguez" del Área de Historia del Sevilla Fútbol Club.

Sobre nuestro campeonato de España, Fielpeña, dice lo siguiente:

CE39 Fielpeña 178 Texto
"Se jugó en 1939, participando los equipos de las poblaciones liberadas. Fué denominado Copa del Generalísimo, aunque la competición nada tiene que ver -y por ello no figura en la estadística oficial- con la actual Copa del mismo nombre. Fué un trofeo que podía ganarse en propiedad con sólo vencer en el torneo. Lo ganó el Sevilla brillantemente. Jugándose la final en el Stádium Montjuich, el 25 de junio, bajo la presidencia del laureado general Moscardó, el héroe de la epopeya del Alcázar toledano, delegado nacional de Deportes."

Un tiempo después, en 1946, encontramos en El Correo de Andalucía el siguiente texto:

“Recibimos una simpática carta desde Ceuta, firmada por don Antonio de León y Arias de Saavedra, que nos consulta referente a la I Copa del Generalísimo y el Campeonato de España que fue ganada por el Sevilla en el año 1939. Nuestro lector dice que después de haber repasado toda una serie de libros y folletos destinados a historiar el desenvolvimiento del campeonato mencionado, no ha hallado en ninguno de ellos referencia al segundo título nacional conseguido legítimamente por el Sevilla C. F.”

Probablemente este sería el libro (y las publicaciones posteriores basadas en el mismo) al que se refería don Antonio de León y Arias de Saavedra. La respuesta, publicada en el mismo artículo de “El Correo de Andalucía”, ya la dimos a conocer con anterioridad.
No habíamos tenido la oportunidad de leer los textos de Fielpeña, así que sobre su rigurosidad y credibilidad no podíamos emitir ningún juicio.

Al no tener una opinión propia, vamos a utilizar la que sobre él nos presentó uno de los grandes historiadores del fútbol español, Félix Martialay. (En 2005 la Real Federación Española de Fútbol le concedió su insignia de oro y la Real Academia de la Historia lo tiene incluido en su Diccionario Biográfico Español. Fue miembro de la International Federation of Football History and Statistics, IFFHS).

En un artículo póstumo aparecido en diciembre de 2011, en “Cuadernos de Fútbol”, desmenuza con amplísima información un texto publicado por Fielpeña en su libro “Los 60 partidos de la Selección Española de Fútbol” (Ediciones Alonso, Madrid, 1941).

En "Recobrando la verdad histórica: de como la selección B de 1927 es selección A" Martialay escribió sobre Fielpeña y su texto:

“Este fue el primer libro sobre la Selección de España que se publicó en la posguerra. Es cierto que hubo antes otros libros que trataron en breve de los partidos del equipo nacional, pero ni tuvieron la extensión y pormenorización de éste, ni llegaron a los niños que al término de la Guerra se interesaron por los antecedentes de la Selección al anuncio del primer partido de la misma en la posguerra y precisamente contra Portugal.

Es, por lo tanto, el libro en el que se instruyó toda una generación -aún viviente en parte- que ni por edad ni por condiciones había leído nada precedente. El carácter destructor sobre una parcela de España arrasó los fondos editoriales, las librerías y hasta las bibliotecas en las que se pudiera haber encontrado parte de lo publicado con anterioridad. Los fríos inviernos y la falta de combustible explica la dimensión particular del destrozo. Es posible que algo saliera en los mercadillos de lance de posguerra, pero no estaban entre los lugares frecuentados por los muchachos de 8 ó 10 años. Así pues aquel libro “Los 60 partidos de la Selección Española de Fútbol” fue como un descubrimiento fascinante y, a la vez, un “evangelio” para los españoles que se asomaban a la historia futbolística.”

Más adelante, Martilay analizaba pormenorizadamente diversas anotaciones de Fielpeña, puntualizando el gran número de errores cometidos, empleando expresiones tales como:

“Vuelve a demostrar el autor su precipitación y desaliño en la documentación.”
“mezclando las churras con las merinas. ¿O realmente eran todas churras o todas merinas?”
“la coherencia es una virtud que no ha sido empleada en este caso.”

Pero entre unas y otras manifestaciones encontramos un párrafo demoledor:

Martialay Fielpeña Artículo Fe
 
“Sin duda el señor FIELPEÑA, pionero en historiar la Selección, se dejó llevar por la rutina periodística, por la suficiencia profesional; no estudió la génesis de esa Selección de mayo de 1927; no buscó los documentos y, quizá, ni consultó el Anuario federativo. Ni siquiera se levantó del pupitre redaccional para pasar a la habitación de al lado en donde estaba la hemeroteca de la Editorial Católica (…)

Y lo que es peor, ese libro ya DEFORMÓ DE POR VIDA A TODOS LOS CRONISTAS Y TRATADISTAS CONTEMPORÁNEOS Y POSTERIORES.

Habida cuenta que casi nadie, vamos, nadie, ha hecho otra cosa que refritar en lo referente a la historia del fútbol español, lo consignado en este primer libro - refritado hasta la náusea - QUEDÓ COMO ARTÍCULO DE FE TRANSMITIDO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN.”

Resumiendo la opinión sobre el estudio de la selección nacional que realizó Fielpeña, Martialay llegó a la siguiente conclusión:

“FIELPEÑA DEFORMÓ DE POR VIDA A TODOS LOS CRONISTAS Y TRATADISTAS CONTEMPORÁNEOS Y POSTERIORES. Lo consignado en este primer libro QUEDÓ COMO ARTÍCULO DE FE TRANSMITIDO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN.”

Se podía haber dicho más fuerte, pero no más claro.

La sabiduría de Félix Martialay nos describió lo ocurrido con Fielpeña y sus libros, y si no, que nos pregunten a nosotros y nuestro Campeonato de España del 39…
____________________
Otras entradas sobre este tema:

- EL CAMPEÓN ABSOLUTO DE ESPAÑA DE 1939
- LA COPA DE 1939 ¿CAMPEONATO DE ESPAÑA?
- EL SEVILLA FUE CAMPEÓN DE ESPAÑA EN 1939
- 1939, COPA DEL GENERALÍSIMO
- SALAZAR Y EL CAMPEONATO DE ESPAÑA DE 1939

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jueves, 28 de junio de 2012

ASÍ SE CUENTA LA HISTORIA

A la sombra del escrito del Sr. del Castillo, iremos publicando poco a poco, tal y como habíamos prometido, como secuela, algunos anexos al trabajo que hemos incluido en el índice que ve a su derecha, que titulamos “Lo que no cuenta este blog”. Al final va a resultar que esa “brisa marina”, que se convirtió en un “vendaval”, puede terminar siendo un “huracán”.

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José María de la Concha, personaje singular y poliédrico, bético ilustre, de los antiguos, de la vieja guardia, directivo, técnico, ojeador, autor del escudo actual del Real Betis Balompié y varias cosas más, contaba entre sus múltiples caras una muy especial, que es la que hoy, aquí, nos interesa: su profundo victimismo antisevillista.

No entraremos en las posibles razones psicológicas que pudieran motivar este sentimiento, cercano al sectarismo sin duda, más que de reafirmación indirecta de la propia personalidad. Mejor será analizar su pensamiento, sobre la base objetiva de los testimonios que el propio protagonista nos fue dejando cuando de hablar sobre verdes padecimientos con el Sevilla F.C. de trasfondo se trataba, tema poco menos que ineludible para este señor, sea cual fuese el contexto en que se encontrase o el tema a debatir.

Por la influencia ejercida por este personaje sobre los biógrafos del Club verdiblanco, que (casi) nunca se preocuparon por contrastar sus declaraciones, dándolas por buenas, sin más, entre otras causas, porque les gustaba el paisaje tal cual lo pintaba el Sr. De la Concha, y mejor así que la dura realidad, cabe imputarle una cuota elevada de responsabilidad en la difamación de la honra sevillista a lo largo de los tiempos y en la tergiversación de los hechos históricos que, aún hoy, siguen siendo validados, a ciegas (no hay mayor ciego que el que no quiere ver), por la mayoría de los seguidores del Club heliopolitano, y sobre los que, si se encuentra alguna posible excepción, como veremos, es completamente inocua, tibia, inadvertida.

Hay dos obras muy significativas que se han nutrido de las palabras del Sr. De la Concha contra el Sevilla F.C. “La Sevilla del balón” y “El deporte en la Guerra Civil”. Digamos que el Club blanco ha tenido muy mala suerte con los autores de ambos libros, puesto que ninguno de ellos se preocupó de contrastar la información, pese a que se agredía directamente con ella a una institución señera con muchos seguidores que se merecen como mínimo respeto, exponiendo los datos (falsos) sin más, sirviendo de vehículo para la mentira, escudándose impunemente tras el nombre y apellidos del entrevistado. Casualmente, ambos autores, Julián García Candau y Mercedes de Pablos son socialistas declarados, incluso ejercientes, a los que el juego de colocar etiquetas de buenos y malos, pobres y ricos, señoritos y obreros, con los dos clubes sevillanos, para hacer demagogia política con ellos, pasaba por ser uno de sus deportes favoritos.

A “La Sevilla del balón” ya le hemos dedicado algunas entradas en este blog. Sobre el caso Antúnez, Mercedes de Pablos se despacha a gusto danto tan sólo la versión de una parte, la del Sr. De la Concha. Ni una palabra de ningún sevillista para contrastar o defenderse. Igual que hizo Moscardó al resolver el asunto. Si quieren más detalle, les recomiendo la lectura del libro “Caso Antúnez. Más allá del honor”, donde podrán encontrar la verdad de la historia y compararla con lo que la ecuánime señora De Pablos, y D. José María de la Concha contaban.

En “El deporte en la Guerra Civil”, Candau, su autor, transcribe unas declaraciones de José María de la Concha.

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Así se escribe la historia, señores.

El Betis no tuvo tanta suerte.

Y la relación de jugadores perdidos por culpa de la guerra, atentos:

Urkiaga”, que era jugador del F.C. Barcelona.

“Unamuno”, que era jugador del Ath. Bilbao.

“Lecue”, que era jugador del R. Madrid.

“Euskalduna”, que era jugador del ¡¡¡Sevilla F.C.!!!

Cuatro bajas principalísimas que eran falsas. No hay problema, nadie se entera.

Y finalmente, el caso de Valera, Pepe Valera, “recluido en el penal de Santa María”, porque “era rojo”, y “salió de la cárcel acabado”.

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Veamos:

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Vaya, pues parece que el “rojo” recluido, y que “salió de la cárcel acabado”, era en realidad un militar que vivió del ejército toda su vida, y que estaba tan acabado que Benito Villamarín le pagaba,“y bien.”

Frótense bien los ojos, porque esto hay que verlo dos veces para creerlo. Otra prueba, por si acaso:

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“Se fue al frente de donde volvió con el grado de teniente”

“Debía asegurar su carrera militar”

“Se marchó a la Academia y obtuvo el grado de capitán”

Ya lo entiendo.

De la Concha habla en clave. Cuando dice “rojo” quiere decir “soldado nacional”, cuando habla de “reclusión” quiere significar “hacer la guerra” e “ingresar en la Academia Militar”, cuando alude a “salió de la cárcel acabado” desea que leamos “vivió del ejército toda la vida, siendo teniente y luego capitán”.

Hay que ver los sevillistas cómo retorcemos las cosas, y qué torpes y malvados somos, que no queremos darnos cuenta de las cosas del pobre Betis masacrado por la Guerra Civil y el fascismo sevillista.

En este enlace tenemos el análisis en verdiblanco de las declaraciones a Candau de José María de la Concha sobre Pepe Valera, observemos su rigurosidad y cómo se han contrastado y aclarado los datos:

“Inédito es también el dato de Pepe Valera y su reclusión en el Puerto de Santa María por sus ideas políticas. Lo cierto es que era muy joven ( 20 años tan sólo) y su prometedora carrera futbolística quedó pronto aparcada, pues en 1941 se retiró de la actividad futbolística.”

Volvamos al principio. “Así se escribe la historia … en verdiblanco”, y así sigue siendo.

Como afirma el catedrático e historiador sevillano D. Vicente Lleó Cañal:

“En Sevilla, las tradiciones más arraigadas son las inventadas.
Se inventa la historia. Así que no hay problema alguno en destruir
a los testigos reales del tiempo para crear otros nuevos.”

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miércoles, 27 de junio de 2012

CARTA DEL AUTOR DE “EL CASO ANTÚNEZ”

He recibido esta misiva de mi amigo Enrique Vidal en contestación al correo que le envié, en relación a algunos comentarios sobre su libro vertidos en Internet. Como me parece interesante y los datos incontestables, ahí queda.

 

Estimado Carlos,

te agradezco que me hayas informado sobre la existencia de comentarios vertidos en cierto foro internauta de seguidores del Real Betis Balompié acerca de mi libro “Caso Antúnez. Más allá del honor”.

Como sabes, hace ya bastantes meses que estoy retirado de la actividad cibernética forzado por mis obligaciones profesionales y personales, por lo que apenas estoy dedicando tiempo a seguir estas cuestiones. Digamos que tras la publicación del libro, me estoy tomando un obligado (y necesario) respiro.

Pero respondiendo a tu correo, desde ya te confieso que no es mi deseo entrar a debatir con nadie sobre el Caso Antúnez ni responder a reproches, puntualizar detalles ni mucho menos salir al paso de posibles provocaciones sobre este tema.

En primer lugar, porque “Caso Antúnez. Más allá del honor” es una obra pública, que está en la calle, en las librerías, accesible para quien le interese, y por tanto, constituye objeto natural de la crítica, positiva o negativa, intelectual o burda, que acepto y aceptaré, siempre y cuando no se incurra en falsedades o calumnias ni se vulneren los derechos de propiedad intelectual de la misma. Hay tantos críticos potenciales como lectores, incluso más, porque muchos envalentonados opinarán sobre mí y la obra sin haberse leído el libro y, sobre todo, sin tener ni idea de historia, ni de la época, las personas o las instituciones protagonistas. Dejémoslo aquí. No pasa nada.

En segundo lugar, porque el libro se defiende solito. Si alguien no está de acuerdo con las informaciones que en él aparecen, lo tiene fácil, que presente otra información que la desmienta. Ojo, te hablo de “información”, no de “opinión”. El dato únicamente se combate con otro dato objetivo que lo desmienta, si no, es simple enredo, que ciertamente gustará a muchos, pero que no es más que eso, enredo. Por ejemplo, si un medio prestigioso como El Mundo Deportivo informa que el presidente del Betis estaba en Madrid reunido con el General Moscardó, sin la presencia de representantes del Sevilla F.C., justo cuando se dictaba la resolución del caso, que venga quien pretenda negarlo acreditando documentalmente que no fue así.

Y en tercer lugar, porque aunque el texto lleve mi firma, mi rol ha sido fundamentalmente el de un antólogo, que se ha dedicado a recopilar y exponer (posiblemente como nunca se había hecho hasta ahora) las fuentes originales reunidas sobre el asunto, evitando caer en tediosas reiteraciones. Los datos ofrecidos en el libro los aportan informaciones, declaraciones y opiniones de terceros, que son en puridad a quienes correspondería dirigir cualquier crítica o comentario. Si a alguien le gusta o no le gusta el libro, será más que mío propio, mérito o defecto de Martialay, Bernardo de Salazar, Manuel Rodríguez López, Juan Tribuna, López Lozano, Vicent Masiá o medios periodísticos como ABC, El Correo de Andalucía, MARCA, las agencias de prensa de la época o el resto de autores profusamente citados en la bibliografía.

No obstante, atendiendo a tu amable correo, sí puedo señalarte, por si te sirviera de algo, que al enfrentarme a la obra, tuve muy claro desde el principio, respecto a su enfoque, varias cosas:

1º).- Que no me centraría en aspectos meramente anecdóticos, superficiales o accesorios del caso, propios de la prensa amarilla o vulgares charlas de taberna, y del público que los consume, capaz de obnubilarse con las “ramas que no le dejan ver el bosque”, bien por interés partidista o por pura simpleza intelectual. Distracciones del meollo del asunto como la leyenda de Radio Moscú o el paripé montado por los abogados del Real Betis Balompié en la estación de Córdoba a la salida de la expedición sevillista para Madrid quedan reseñados en el libro, pero con la importancia real que tuvieron. Ni más ni menos. Una mínima visión panorámica del caso demuestra que su trascendencia no estuvo circunscrita a la rivalidad local entre el Sevilla y el Betis, donde muchos lo han querido constreñir, sino que todo el fútbol español estaba pendiente del desenlace del tema, porque el resultado de las competiciones en juego podía llegar a sufrir un giro total, alterando las posiciones del campeón y los descensos y promociones de categoría. Barcelona, Real Madrid, Ath. Bilbao, Español de Barcelona, estaban indirectamente implicados. De ahí las tremendas reacciones en forma de dimisión que se produjeron tras el fallo final. Aproximarse al caso con las orejeras de burro de la rivalidad local, supone optar de antemano por un enfoque falso, por parcial e incompleto, que yo no quise seguir alimentando. Para eso están otros.

2º).- Que el jugador Francisco Antúnez Espada merecía ser tratado con respeto y dignidad. Este magnífico deportista sevillano, el primer mundialista nacido en nuestra ciudad, fue víctima de las circunstancias, y no merecía haber sido criminalizado como lo fue, cuando es sabido que los jugadores profesionales, en la época a la que se remontan los hechos, apenas tenían capacidad de decisión alguna sobre su propio futuro, que pertenecía a los Clubes. Antúnez fue llevado del brazo por dos vicepresidentes del Real Betis Balompié a firmar su compromiso con el Sevilla F.C. y sin embargo, fue cobardemente acusado de traición por dicha entidad, cuando siendo un simple futbolista de apenas veinticinco años y de extracción humilde, no podía conocer ni adivinar siquiera los complejos vericuetos de la legalidad vigente. ¿Podía saber Antúnez si su traspaso era o no legal cuando así se lo decían dos vicepresidentes de su propio Club? Decididamente no.

3º).- Finalmente, y como jurista, soy consciente, mejor que muchos que se atreven a opinar sin saberlo, que en cualquier controversia, difícilmente puede alcanzarse un consenso respecto al fondo del asunto, cuando se trata de posiciones tan enconadas. Cada parte tiene sus particulares razones, que podrán estar mejor o peor sustentadas en Derecho, y ser más o menos éticas. De ahí que el libro dedique capítulos específicos a exponer los argumentos jurídicos de cada Club y del propio jugador, según esa parte los contaba. Pero como sin duda cualquier conocedor del Derecho puede saber, la Justicia no viene marcada por el deseo o el interés de una sola de las partes en conflicto, algo que siempre será parcial y subjetivo. Ni siquiera puede dejarse sin más al criterio humano del Juez, dado que éstos, por naturaleza, no son infalibles. Para superar estos inconvenientes, el Derecho Romano hizo surgir el proceso. La Justicia, en cualquier ordenamiento jurídico, solo puede garantizarse mediante el proceso. Se dice, por ello, que el proceso es “la arquitectura de la Justicia”.

Las partes en litigio sólo pueden aspirar a un fallo justo si se respetan unas mínimas garantías de procedimiento, minimizando así la arbitrariedad de los poderes públicos decisorios. Y en el “Caso Antúnez”, los datos objetivos (no las opiniones) contrastados con todos los medios periodísticos de la época demuestran que en la instancia federativa, la Federación Regional Sur no resolvió, derivando el asunto a la Nacional; hubo una instrucción, llevada a cabo por el Secretario de la Federación Española; se tomó declaración a todos los protagonistas, entre ellos los implicados de ambos clubes, que pudieron realizar alegaciones y defenderse; se dictó una extensa resolución, con amplia motivación y reflejo en la misma de todos los testimonios recogidos en la instrucción, justificativos del fallo, por parte del Pleno de la Nacional, al que además pertenecían representantes de Clubes con intereses contrarios a los del Sevilla F.C. Sin embargo, en la fase seguida ante la Delegación Nacional de Deportes, sólo se admitieron las alegaciones del Real Betis Balompié, y se negó la oportunidad de defenderse y alegar tanto al Sevilla F.C. como al jugador, tanto a priori (antes de resolver) como a posteriori (en vía de reposición).

El general Moscardó dictó su fallo, un fallo carente de motivación legal, ignorando lo que el Sevilla y Antúnez tuvieran que decir. Moscardó ni siquiera quiso guardar las apariencias. Y esto no es ningún invento ni ninguna anécdota menor. Esto es una realidad objetiva, irrebatible y perfectamente acreditada que constituye el verdadero núcleo del problema. Todo lo actuado por el general Moscardó estaba viciado por una flagrante indefensión que perjudicaba al club decano y al gran defensa central, en beneficio del otro litigante, el Real Betis Balompié. El porqué de ello, el libro lo explica. Únele además que Moscardó era una autoridad ilegítima situada en el poder gracias a un acto delictivo como lo fue el golpe de Estado militar del 36, y tendrás reunidas casi todas las piezas clave de este asunto.

Carlos, el Sevilla F.C. pudo perder una Liga de forma antideportiva por petición expresa de su eterno rival, por entonces en Segunda División. Creo no equivocarme al afirmar (y esto sí que es ya opinión personal), que este episodio, junto con aquel otro de agosto de 1995, cuando el representante del Real Betis Balompié en la Liga del Fútbol Profesional, Manuel Ruiz de Lopera, solicitaba el voto secreto sobre la propuesta de una liga de 22 para torpedear dicha solución, y condenar al Sevilla F.C. a la Segunda División B, son las dos agresiones de rivalidad más graves jamás ocurridas en toda la historia del fútbol sevillano. Afortunadamente quedaron en grado de tentativa, y no se consiguieron los objetivos deseados por sus promotores, pero ello no debe evitar, como la propia ley hace cuando así sucede, nuestra más firme condena. Ambas agresiones procedían de un mismo Club hacia el otro. Ambas fueron urdidas y ejecutadas por ese Club que se autoetiqueta como débil y castigado por el vecino. Ambas fueron convenientemente jaleadas y celebradas por su afición. ¡Qué hipocresía! Por eso, cuando se escuchan esos patéticos lamentos de victimismo de quienes no quieren aceptar su propia realidad y amarla, sino que prefieren revolcarse en el barro de la mentira, sumidos en la impotencia de ir permanentemente a rebufo de su eterno rival, uno no puede uno evitar cierta indignación y grandes dosis de lástima. Esperemos que algún día alguien se digne a reconocer estos hechos y a pedir perdón por ello, y que ello sirva para construir un futuro mejor.

Si quieres, puedes hacer uso de esta carta como te plazca, publicarla íntegra o parcialmente en La Palangana Mecánica, o directamente partirla en mil pedazos y tirarla a la basura. Toda tuya.

Un fuerte abrazo.

Enrique Vidal.

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A ti, querido amigo.

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martes, 26 de junio de 2012

TINTA DE CALAMAR

Que el Sr. del Castillo se iba a salir por la tangente para no hablar de lo que le exponemos, lo teníamos clarísimo. Que hiciese un llamamiento a su parroquia para que mirase al pajarito para evadir respuestas, lo suponíamos. Pero que se pusiera a bailar jotas navarras y sardanas públicamente para llamar la atención y distraerla hacia otras cosas, lo confesamos, nos ha pillado por sorpresa. El cachirulo, por cierto le sienta divinamente, pero a nosotros no nos va a engañar.

Que iba a reconocer algo, difícilmente, pero no entraba dentro de los escenarios imposibles.

Sí esperábamos -sin embargo- que discutiese de historia con nosotros, y que pusiese en duda algunas de las cuestiones que hemos planteado con otras pruebas alternativas a la vista de todos. Eso sería lo suyo y es lo normal en una persona que se supone que sabe de estas cosas, que desmintiese nuestras teorías a base de documentos y evidencias claras. Pero no.

Señor del Castillo, permítame que le diga que nos ha decepcionado, y que no está usted a la altura que le suponíamos, quizás le hayamos sobrevalorado y pensáramos en un rival digno en su persona. Usted está disparando sin ton ni son, sacando partes de artículos escritos aquí hace cuatro años, otros sacados de contexto de hace varios meses, un simple comentario a un post, libros que hemos reflejado de refilón, discutir una foto suelta, cuestiones que para nada tienen que ver con el argumentario seguido y con los puntos importantes de nuestro trabajo. En definitiva dando vueltas y vueltas para no entrar a debatir.

Si usted no nos responde a nada de lo que le hemos expuesto estos días atrás, como así hemos hecho nosotros con usted punto por punto, sentimos decirle que nuestro debate, en ese caso, debe llegar a su fin.

Entendemos que usted no reconozca partes de nuestras teorías, no las comparta lógicamente. Así mismo entendemos que otras son certeras y como tales deberá asumirlas, como hacemos nosotros y usted ha reflejado. Para tener un pin-pan-pum de estos divertidos ya tenemos a otros, pero entendemos que lo de usted era algo más serio. Sinceramente.

Nosotros recogimos su guante y hemos respondido una por una a sus cuestiones. Haga usted lo mismo, y no nos salga por peteneras. Abandone las evasivas.

Le repito lo que ya le dije en nuestras conclusiones:

- Preséntenos un caso acreditado en el que el Sevilla F.C. como institución pretendiera antideportivamente privar a su equipo de una Liga.

- Preséntenos un caso parecido por parte del Sevilla FC para apropiarse por cuatro duros de un estadio patrimonio del pueblo sevillano, (por las circunstancias actuales no hablaremos de concejales falangistas y sus prevaricaciones).

- Preséntenos a alguno de esos tres o cuatro sevillistas fascistas que usted nombra (y nosotros ya teníamos asumidos) en un caso concreto y acreditado en el que intervinieran personalmente haciendo uso de su poder político para beneficiar espuriamente al Sevilla F.C. y perjudicar el Real Betis Balompié.

- Explique por qué Cuesta, Luengo, Bohórquez, Domenech, Benjumea, Coca, Tassara, y demás elementos que usted conoce perfectamente no son fascistas reconocibles para usted.

¿Tendrá usted categoría como para rectificar y difundirlo entre los suyos? ¿usted que nos pedía que difundiésemos su escrito entre los nuestros? No obstante usted mismo señalaba con el dedo el camino, reconocía cómo había que hacer las cosas en este sentido y marcaba las líneas claramente:

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Y ahora tiene usted la oportunidad de demostrar que saber reconocer los errores y ser un caballero no son cosas solo de sevillistas. Igual un bético como usted puede llegar a hacerlo. Inténtelo, a ver qué pasa.

Pruebe usted de nuevo, a ver si acierta con algo mínimamente comprensible en lo que se entiende debe ser un debate serio y ajustado a materia.

Le esperamos.

Y si no, tendremos que dejarlo.

Reciba usted un cordial saludo.

PD.- Por cierto Sr. del Castillo ¿Lo que no contaban en La Palangana Mecánica ahora lo cuentan “las lenguas antiguas”? ¿Por qué no responde usted en el mismo sitio? ¿tiene miedo a que descubran que lo que no contaba La Palangana Mecánica al final sí lo contó y quede usted a la altura de un pepino?

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lunes, 25 de junio de 2012

EL SEVILLA IMPONE PAZ A GUERRA BÉTICA

POR ERNESTO LÓPEZ DE RUEDA

Todos, durante décadas, habréis oído hablar o habréis leído u os habrán informado con todo lujo de supuestos detalles, de presuntos sucesos, que el Sevilla FC era el equipo de los señoritos de Sevilla, el equipo de los fascistas preocupados por aplastar al equipo del pueblo, al Betis.

Los capítulos son de sobra conocidos: "el obrero", "el 22-0", "los tanques destrozando el campo", "la guerra arruinando al gran equipo de España como motivo de la huida de sus jugadores", "los fascistas robando a Antúnez al equipo proletario", etc, etc, etc.

Afortunadamente, el Sevilla FC ha concitado en la defensa de su historia a un equipo multidisciplinar de personas que han dedicado su tiempo y su dinero a rastrear en todo el mundo cualquier realidad que sirviera para establecer cuál ha sido la verdadera realidad del fútbol sevillano desde su aparición en una tarea aún por finiquitar, pero que hoy ofrece una visión completamente distinta a la que existía hace apenas 6-7 años.

Me precio de haber colaborado mínima y humildemente en el desmontaje de la teoría del equipo arruinado por la Guerra Civil cuando con más de un año de antelación al conflicto, los mejores jugadores del Betis habían huido y salido del Betis como alma que lleva el diablo hacia equipos más poderosos como Barcelona, Athletic o Madrid. Las horas de investigación que me llevó aquello, plasmado en el antiguo foro, me hacen comprender el inmenso trabajo desarrollado por "Los Guardianes de la Memoria". Sería injusto que mencionara a uno solo de ellos obviando al resto, aunque la tentación es demasiado palanganera, de modo que lo dejo así.

Hoy, superado en el Betis el dantesco, irrisorio y cómico período en el que su historia se transmutó en histeria de la mano de quienes estaban más preocupados en perpetuar los tópicos, nuevas firmas de capacitados investigadores ofrecen un nuevo perfil histórico del otro gran club sevillano.

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Para empezar, lo hacen desde el reconocimiento implícito (o explícito si se toma por tal el decir -sin entrar en demasiados detalles-) de la falsedad sobre la mitología sociológica de su fundación y continuidad, obviando todas las leyendas que he mencionado en los primeros párrafos, imposibles de sustentar con un mínimo de seriedad y decoro, por lo que dichos argumentos han sido olvidados y postergados, condenados al baúl del olvido, convenientemente enterrados.

Ocurre que algunos de estos señores -a quienes profeso un particular aprecio guasas al margen- creen erróneamente -entiendo que desde la honradez, pero equivocadamente- que "ya todo pasó y todo queda ahí". Es decir, que "Los Guardianes de la Memoria" establezcan poco menos que un armisticio y dejar ya las cosas así.

Y eso no puede ser.

El estilo Sevilla FC, ése del que los sevillistas nos preciamos y enorgullecemos tan solo con escuchar su mención a diferencia de otros que por regla general se ponen belicosos nada más escuchar la expresión "estilo Betis", ha significado durante muchas décadas un "dejar pasar" para no entrar en problemas, para no agudizar tensiones.

Y hoy, desde la publicación de lo que históricamente ya se puede conocer sin manipulaciones mitológicas sino avaladas por los documentos", ese estilo Sevilla FC, ese distingo señorial, pone las cosas en su sitio pero con la única perspectiva posible que la de "un no más", de imposible cumplimiento mientras que tras décadas de falsísimas imputaciones realizadas con ánimo torticero como única respuesta posible a la casi inmutable supremacía deportiva del Sevilla FC simplemente se entone un "corramos un tupido velo".

Eso no es posible mientras no exista como mínimo un guiño institucional al margen de comentarios particulares y anónimos para la mayoría por parte de personas singulares desde foros cibernéticos. Cuesta muy poco la realización de ese guiño institucional que puede abarcar desde unas frases en determinados enlaces de la página oficial del Betis hasta alguna pronunciada por su presidente con motivo de cualquiera de las múltiples apariciones de representantes de ambos clubes.

El gran beneficiario de una patraña histórica alimentada secularmente por generaciones de béticos, ha sido el Betis. A él compete en última instancia silenciar históricos episodios pasados. Si es que, como parece, la intención de la nueva generación de investigadores béticos es la de poner fin a la catarata de informaciones que demuestran que la mayor parte de aquellas leyendas que les contaron sus padres y abuelos eran una mentira como el Ramón Sánchez Pizjuán de grande. Si no es ésa la intención, pues no he dicho nada.

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También puedes leer este artículo aquí.

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domingo, 24 de junio de 2012

MIKI ROQUÉ

Desde La Palangana Mecánica queremos hacer llegar nuestras condolencias y nuestro ánimo a la familia de Miki Roqué y especialmente a la familia bética. Poco más se puede redactar es un post de este tipo, más que describir escuetamente nuestro sentimiento de angustia cuando una persona tan joven pierde la vida en estas circunstancias.

Un recuerdo y un abrazo para mis amigos béticos a los que la noticia les habrá caído como un jarro de agua fría.

Descanse en paz Miki Roqué.

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LO QUE NO CUENTA LA PALANGANA MECÁNICA (IX)

8.- CONCLUSIONES

Nos va a dar la impresión, visto lo visto, ante el trabajo que les hemos presentado en capítulos estos días atrás, que el Sr. del Castillo se hará el sordo, en este caso el ciego, incluso el mudo, ante determinados pasajes que le hemos mostrado y hará como que no los ha leído. Esto no es más que una variable más de la táctica del avestruz conocida por muchos. Ya comienza a dar señales de ello por lo que hemos podido leer.

A Del Castillo le sobrepasará su beticismo y este prevalecerá sobre las pruebas contundentes, sobre la veracidad de lo expuesto y esto no es más y nada menos que la utilización del poder en beneficio propio y contra el rival, cuestión esta última que no se da en el Sevilla FC por mucho que busque. No hubo jamás una insidia mayor como el tratar de usar el poder para desposeer a su rival de un título ganado en buena lid, actuar como el perro del hortelano, con una inquina cainita jamás vista en ningún otro club del mundo.

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No admitirá absolutamente nada, porque al contrario que nosotros, almas libres, Del Castillo deberá rendir cuentas de sus palabras ante los suyos si les habla de la verdad de la historia de su club, de ahí su nerviosismo. Admitir la verdad supondrá tener que enfrentarse con los suyos que no entenderán que aquello que “todo el mundo sabe” se caiga como un castillo de naipes. Por eso nosotros somos capaces de admitir la verdad y usted no.

El miedo podrá con él y solo le bastará el suave arrullo de los tres palmeros que le rodean y la única posibilidad para escapar ante la contundencia de los datos, será intentar equiparar a la gran masa de militares golpistas previos a 1936 de su club, a las pocas adhesiones obligadas tras la Guerra Civil en parte sevillista. Minusvalorar en gran medida a todos los personajes sevillistas que creían en una República y engrandecer a los pocos que ha encontrado de bando nacional será su táctica.

Hace algunos años el sevillismo preocupado por estas cosas, tenía que defender a sus ancestros prácticamente de una forma global. Ante todo, los sevillistas éramos por naturaleza unos fascistas, o que proveníamos por fuerza de aquellos señoritos, que utilizando un cruel clasismo, ejercíamos como verdugos de un club puro y limpio compuesto por gentes simples y del pueblo llano. Nuestros poderosos dirigentes profesaron el odio más intenso hacia ellos y la épica debió imperar para sobrevivir ante el ogro sevillista. Esta era una verdad indiscutible, pues todo el mundo lo sabía, incluso el sevillista humilde que no hizo más que trabajar toda su puñetera vida, como su padre, o como su abuelo. Todo esto, y usted lo sabe bien, se ha ido escribiendo por relevantes autores y personajes béticos hasta impregnar, de forma casi irreversible, las mentes de sus partidarios que se han agarrado a estos inventos victimistas para justificar lo injustificable.

Pero se han visto superados por la propia realidad expuesta ante sus ojos, que si bien la mayoría lo creyó por su desconocimiento, la verdadera gravedad proviene de aquel que sabiéndolo calló ante los suyos, se guardó los documentos, tergiversó y distorsionó, haciendo lo que siempre hicieron y esto es mentir, como si eso les valiese ante la contundencia feroz y cruel de la verdad.

Hoy pueden discutir tal o cual matiz, pero para nada es ya lo mismo. Montes Sierra, por ejemplo, podría ser mejor o peor político, pero lo que es indiscutible es que fue el presidente de un partido republicano. Zapatero es mejor o peor político, pero nadie discutirá que ha sido Secretario general del PSOE. Tinta de calamar de por medio, (mientras más y más negra mejor), y que pase esto cuanto antes, pero no podrá discutir que Montes Sierra fue el presidente del Partido republicano en Sevilla y que los pioneros sevillistas estuvieron junto a él consolidando al club de fútbol grande de esta ciudad a la sombra del Círculo Mercantil, que era lo que era en aquellos años.

Así mismo el Sr. del Castillo y alguno de los suyos, echan sus propias cortinas de humo intentando hacer creer a aquellos que le leen que hablamos de un sevillismo progresista o de un beticismo conservador. Nada más lejos de la realidad, hablamos de República y no de izquierdas o de derechas, puesto que las repúblicas albergan las ideologías necesarias dentro de ellas. Países como Francia o Italia son repúblicas y no países con ideología predeterminada. Por supuesto que dentro del sevillismo hubo un gran republicanismo entre  sus filas, algunos fueron conservadores y otros progresistas. Probablemente el progresismo imperó más debido a las raíces Regeneracionistas y aún así tampoco es equiparable a nuestra concepción actual.

Comprendemos la dificultad del Sr. del Castillo para tener que decirle la verdad al beticismo. De sus orígenes militares, de sus intenciones golpistas previas a la guerra del 36, de la actitud de los mismos durante la guerra, de la represión posterior y, definitivamente, el uso y aprovechamiento de su estatus para obtener medios materiales, ayudas y concesiones multimillonarias para su club. Estadios, dinero contante y sonante, ayudas generalizadas, uso del poder en todas sus formas… ningún club fue nunca tan beneficiado para conseguir tan poca gloria a lo largo de los años.

Y efectivamente LA PALANGANA MECÁNICA no quiso hurgar demasiado en la herida, tan solo respondió ocasionalmente a aquellos que nos acusaban de todas estas cosas sin profundizar demasiado, algo a lo que nos ha obligado el caballero.

Señor del Castillo, ¿qué se ha creído? ¿por quién nos ha tomado? Nosotros somos gente seria. Nosotros reconocemos con todas las de la ley aquello que ocurrió en nuestra historia y es demostrable aunque no nos beneficie, justo al revés que usted como comprobaremos. Entérese bien y no olvide esta frase que le acabo de decir.

Usted ha demostrado que hubo cinco o seis sevillistas, (mire, le admitiré incluso a Sancho Dávila, del que aunque ponga quince imágenes de él, no deja de ser la misma persona), adscritos al fascismo. Pues admitido queda. Y ahora la cuestión es ¿admitirá usted los cercanos a la cuarentena que les corresponden a ustedes, la forma en que ejercieron el poder para ayudarles, los beneficios que les aportaron y el daño que intentaron hacerle al rival? ¿Hablará de la adscripción bética, demostrada, del general Cuesta Monereo, del general Luengo Muñoz, del general Sáenz de Buruaga, …? ¿Que no es lo mismo que un general pase por las instalaciones de un club a hacerse una foto, a que ese mismo general les cubra a ustedes el  presupuesto anual?

Usted sigue sin darse cuenta, que al fin y al cabo, el club sevillista, (enterito), fue para ustedes el equipo de los fascistas, ¿qué daño nos hará reconocer que en realidad solo hubo cinco o seis personajes? al contrario, usted nos ha hecho un favor impresionante con su estudio, yo no solo lo reconozco, es que se lo firmo ahora mismo por triplicado donde quiera.

Pero usted lo hace al revés. Usted no reconocerá nada, entérese bien de esta frase subrayada, a tenor por como ha reaccionado sin haber terminado de exponerle el trabajo completo y todo por su nerviosismo ante lo que estaba leyendo.

Mucho me temo que tendrá que darle muchas explicaciones al beticismo si sigue en las mismas. Por eso no ha tenido las agallas suficientes para publicar su trabajo en un portal mayor y enlazar allí mismo, a posteriori, la respuesta que desde aquí le hemos dado. Usted estaba muy interesado que el sevillismo de la Palangana Mecánica entrase a ver su escrito, pero no no ha tenido el mismo interés de que lo viese el beticismo. Usted sabrá por qué. Yo le he enlazado varias veces ¿lo haría usted hacia este trabajo en un portal mayor? ¿tendrá usted las mismas agallas que yo?

Pero  en algo les daré la razón, si me permite el eufemismo, y no me lo saque de contexto, el Sevilla FC fue un club fascista, un club dictatorial, un club implacable, una y otra vez, sin fin, pero en el terreno de juego y ante ustedes, a los que históricamente machacamos literalmente siempre, ahí está la clasificación histórica. Esto es así o demuestre lo contrario.

Y para terminar, déjeme que le diga una cosa, Sr. Del Castillo. Con el máximo respeto a la libertad de expresión, usted y los suyos están deslegitimados para hablar de fascismo (y otras muchas cosas) en el Sevilla F.C. A ustedes les viene como anillo al dedo el dicho bíblico “ver la paja en ojo ajeno, y no la viga en el propio”. Mientras no nos presente un caso acreditado en el que el Sevilla F.C. como institución pretendiera antideportivamente privar a su equipo de una Liga, no nos venda más burras. Mientras no nos presente usted un caso de prevaricación gigantesco como el expediente municipal confeccionado a medida de su Club por concejales falangistas que eran socios de su Club para apropiarse por cuatro duros de un estadio patrimonio del pueblo sevillano (y entre ellos, los ciudadanos sevillistas), cállese, de verdad, no haga más el ridículo.

Y no nos diga que nos repetimos, ni nos pida tibieza. Tamaños agravios son impropios de una entidad digna, y si ustedes quieren recuperar la dignidad tirada a charcos de barro por sus dirigentes y sus simpatizantes a lo largo de los tiempos, empiecen por reconocer sus insidias, difundirlas, corregir a los engañados y pedir perdón. Entonces, sólo entonces, demostrarán ustedes sus intenciones de bien y su categoría personal y como afición. No es tarde y aquí tiene nuestra mano, tendida y abierta para caminar juntos. Pero un siglo de injurias no se cura con un simple “vale, de acuerdo”, sino rectificando de verdad, decididamente, en la misma medida proporcional del tiempo, la reiteración y la gravedad de las mentiras propaladas miserablemente para verter mierda sobre un rival cuyo único pecado ha sido ser mejor en el terreno de juego.

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Partido contra el Getafe en Getafe, temporada 2010-2011

Gracias a todos mis compañeros, verdaderos artífices de esta exposición de datos brutal y difícilmente contestable en su globalidad, auténticos analistas e incansables investigadores. Sé que se han divertido de lo lindo haciendo este trabajo y no por ello ha sido menos serio, o haya estado carente de profundidad y calado.

Mi más profunda e infinita admiración por ellos y en este caso especialmente a uno, pero no me permitirá nombrarle, él ya lo sabe.  El mejor equipo de estudio de la historia del fútbol de España en lo que a clubes se refiere.

Estamos preparados para las réplicas y desde ya le advierto que pueden ser iguales, incluso más duras que el trabajo principal. Como ha podido comprobar no le he mentido nunca. Usted mismo sabrá en que berenjenal meterse y ya se lo dije una vez:

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viernes, 22 de junio de 2012

LO QUE NO CUENTA LA PALANGANA MECÁNICA (VIII)

7.- DE CÓMO UN GALLEGO LLEGÓ A SER PRESIDENTE DEL BETIS

7.1 SOBRE RAMÓN SÁNCHEZ-PIZJUÁN

Uno de los objetivos favoritos de la parroquia bética, es atacar al presidente símbolo del sevillismo como es Ramón Sánchez-Pizjuán. Esto es prácticamente genético entre ellos, no hay bético que se precie que no atribuya al mítico presidente sevillista alguna fechoría, para justificar la situación de inferioridad que como club sufrió históricamente. Sánchez-Pizjuán parece, según ellos, que padecía una especie de obsesión compulsiva para perseguir béticos, es el gran diablo para los verdiblancos, cuando en realidad, y especialmente en su segundo mandato, este el más criticado por ellos, el Betis no suponía para el presidente sevillista absolutamente nada, o en realidad como lo que era, es decir, un club de Tercera División, como lo era el Utrera o el Larache por aquellos años.

Leyendas como la de la cesión de jugadores donde parece que el Sevilla FC iba repartiendo jugadores buenísimos por toda la Tercera División, (como si esto fuese posible) con objeto de acabar con el equipo bético, cuando en realidad tan solo cedió dos al Algeciras, y fue para conseguir fichar al jugador Loren en realidad, es parte de los cuentos de los abuelitos béticos que cuentan a sus nietos.

O la famosa historieta por la que Don Ramón Sánchez-Pizjuán, o mejor dicho su espíritu, recorría los pasillos de las oficinas de la Caja Rural para forzar a quien quisiera pedir un préstamo, a comprar unas “obligaciones” entre los que se encontraban muchos pobres béticos que no tenían más remedio que “pagar” así el estadio de su rival. Sí, han leído bien; su espíritu, porque resulta que D. Ramón falleció un año antes de que esas obligaciones viesen la luz. Los incautos no podían ir a otro sitio a pedir un préstamo en otro sitio en mejores condiciones, tenía que ser allí precisamente.

Quizás haya oído lo de la afición de Don Ramón a ir, junto a Moliní, cortando los cables eléctricos que posibilitaban que los tranvías echasen a andar los días de partido del Betis. Las tijeras son objeto de deseo de coleccionistas avezados.

No hablemos de otras leyendas urbanas que para nada merecen nuestra consideración. Tampoco hablaremos de los insultos que le dedican habitualmente, (muchos de ellos realizados por relevantes personajes béticos) y son vox populi. El beticismo no puede demostrar absolutamente nada de lo que dicen de D. Ramón.

En realidad el presidente sevillista, el tiempo que coincidió con el equipo bético en Primera División en su mandato y pudo tratarlo de igual a igual, se portó como un verdadero caballero siempre. Asistió a cada uno de los actos de celebración del Real Betis Balompié cuando fue necesario, como por ejemplo a la celebración de la consecución de la primera Liga de un equipo andaluz, tal y como podemos comprobar en la prensa de la época. La felicitación en los éxitos béticos fue siempre su bandera.

Y cuando se le ofreció un chanchullo para quedarse con el estadio de Heliópolis, pudiendo dar la puntilla a un Betis que pasaba por sus peores años en Tercera División, mientras que los sevillistas se movían en la élite del fútbol español, declinó la ocasión esgrimiendo soberanamente que “el Sevilla nunca dejaría sin campo al Betis”.

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En realidad Ramón Sánchez-Pizjuán, como otros muchos personajes del momento, y situado en el contexto pertienente, perteneció al Auxilio Social, desde donde organizó muchos partidos con fines altruistas y que no aportaban nada al Sevilla FC: auxilio del soldado, comedores benéficos, etc. El hecho de que en las primeras semanas del golpe en la Guerra Civil quedaran establecidas dos zonas, motivó que algunos jugadores, al estar de vacaciones en sus casas, quedaran aislados del equipo. Digamos que Sánchez Pizjuán se adhiere a la causa no por convencimiento propio, ni por una cuestión de principios ideológicos, sino por el interés en proteger al sevillismo, del que era responsable, como Presidente, el Sevilla FC y sus jugadores.

He aquí una notabilísima diferencia que muchos no quieren ver, jugando a meter a todos en el mismo saco. No es lo mismo tener que escenificar la adhesión al régimen como mecanismo de protección (personal o institucional), con los vivas a Franco de rigor incluidos, que coger un fusil y ponerse a pegar tiros a todo rojo que se encontrase. Esta es la diferencia, la manipulación y el engaño al que quiere llevar el Sr. del Castillo a los incautos.

Sánchez-Pizjuán fue una persona de fuertes convicciones demócratas siempre. Nunca fue elegido presidente sevillista como no fuese democráticamente, y fue elegido varia veces asambleariamente. También fue demócrata en tiempos de la República, militando en un partido de derechas, que en realidad consiguió muy pocos votos en las elecciones, pero nadie duda de su participación en la vida democrática como tal. Su padre, Eduardo Sánchez Pizjuán, político del partido liberal, le inculcó esos valores. A finales de los años cuarenta, cuando el miedo a las represalias comienza poco a poco a disiparse, Sánchez Pizjuán personifica la rebelión pública contra el general Moscardó, la Delegación Nacional de Deportes, y Falange Española por extensión.

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En 1948, cuando ya ha conseguido que Moscardó diera su brazo a torcer y se admitieran las elecciones presidenciales en los Clubes españoles, Sánchez-Pizjuán retoma la Presidencia blanca, por aclamación asamblearia, y continúa con su política de reivindicaciones públicas por la autonomía de los clubes, de la que queda constancia, nada menos, en el Diario falangista MARCA.

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Hay una sabrosísima anécdota sobre el carácter y las convicciones personales de Ramón Sánchez Pizjuán. Su tremendo sevillismo, única fe verdadera que profesaba, era lo que lo movía a mantener esa postura contestataria contra el régimen, tanto que en una cena con las autoridades para celebrar el título de Copa conquistado contra el Celta ocurrió esto:

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No parece propio que a un fascista convencido, adlátere del régimen, se le dedique tan curiosa amenaza

                                                       “A este hay que fusilarlo”.

Por lo tanto, Sr. Del Castillo, insistimos, no es lo mismo.

Y ahora explicaremos la diferencia existente entre lo que significa “adhesión por obligación” y entre la “toma de las armas para imponer las ideologías”.

En lado bético encontramos un ejemplo de directivo, que nos servirá perfectamente para explicarlo, como es el caso de Luis Alarcón de la Lastra, perteneciente a una saga familiar y tradicional de dirigentes béticos, que fue igualmente un “demócrata”, pero que llegada la guerra su actitud fue muy diferente. Veamos:

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Este ejemplar “demócrata”, persona preparada como pueden comprobar, fue incluso elegido diputado a Cortes en tiempos de la República, pero en cuanto oyó tambores de guerra, como Johnny, no dudó en coger su fusil. Y lo que nos llama la atención es que lo cogió incluso antes del 18 de julio. Este era un golpista en toda regla, que llegó a ser gobernador civil de Madrid, que sepamos, por sus “méritos como mata-rojos” como podemos comprobar, ante los cuales incluso llegó a estar herido.

No sé si el Sr. del Castillo capta la diferencia entre participar en el Auxilio social, organizar partidos benéficos, preparar actos de exaltación, (no había otra) procurar que sus jugadores estuviesen lo más cercanos al Sevilla FC, o entre combatir activamente pegando tiros por la causa como ocurrió con el sr. Alarcón de la Lastra. Es sencillo de comprender.

Que conste que no queremos pintar a nadie como ángel o como demonio, cada cual sobrevivió en aquellos tiempos como pudo realmente. Pero si dispusiéramos de un “fasciómetro” -o algo así-  para medir el colaboracionismo con el régimen, le aseguro que al presidente sevillista correspondería un insulso “sin calificar”, mientras que la pandilla de jerarcas béticos a lo largo de muchas décadas gozaría, casi toda ella, de un merecidísimo “5 estrellas”. Podrían apuntarse otro tanto para tan singular palmarés: “Primer (y mejor) equipo español (y andaluz) de todos los tiempos en adhesiones cualitativas y cuantitativas a la “Cruzada de Liberación” y al régimen franquista”.

Sin embargo este hecho de criticar al presidente símbolo del rival no se ha dado nunca entre el sevillismo. Los sevillistas nunca se dedicaron a inventarse historietas para no dormir, jactándose en la figura de D. Benito Villamarín.

Historietas no, pero hechos demostrados sí. Es hora de que comencemos a darlos a conocer.

7.2 BENITO VILLAMARÍN ¿PRESIDENTE DE PAJA?

Lo primero que cabría preguntarse es cómo ese hombre que terminaría llamándolos “béticos de taberna”, de la misma forma que Lopera les tildó como de “criaturitas”, llegó al Betis. Esto es un cuestión singular en el fútbol español, es decir, el hecho de que los presidentes se dediquen a poner apelativos a su afición, y por algo será.

Siendo gallego de procedencia, no parece que llevase al Real Betis Balompié en la sangre desde nacimiento, más bien se convertiría al beticismo por mediación de alguien.

¿Cómo llega a la directiva verdiblanca? ¿Sería por el apoyo de los estratos populares que, según muchos, constituyen el verdadero ser del equipo bético? ¿Sería por mediación de algún ilustre bético republicano? Llegado a Sevilla en 1938, antes del fin de la guerra, a los 21 años, no se le conoce vinculación alguna demostrable con el Betis hasta que … no tuvo más remedio.

Veamos.

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Un día recibí una consigna de mi gran amigo, de mi respetado general don Eduardo Sáenz de Buruaga: hice lo que hice en la guerra, cumplir la orden que recibí”.

Sin pensar, sin discutir, son órdenes, todo muy militar, era la obediencia debida. (ABC de 17 de diciembre de 1958).

Como podemos comprobar, Villamarín accede a la directiva bética por orden superior militar en 1955, procedente de Sáenz de Buruaga, que el gallego acata con sumo gusto, no en balde tenía otros intereses bastante más importantes que proteger, según luego veremos, y este favor al “jefe” encajaba a la perfección en el juego de las prebendas con la dictadura de aquellos tiempos. Al fin y al cabo Ramón Sánchez-Pizjuán siempre fue elegido por los socios sevillistas democráticamente, incluso en tiempo de dictadura.

Como acabamos de comprobar, el caso de Pepe León puede no ser el primer “hombre de paja”, colocado en la presidencia por quienes dominaban el cotarro en el club bético. Aunque a decir verdad, Villamarín tampoco sería el primero. Otro ejemplo histórico de esta política es el de Mantecón Navasal, del que hablamos en el capítulo anterior, presidente bético republicano colocado en la poltrona durante la República por los verdaderos dominadores del Club bético, que en aquellos tiempos necesitaban mantenerse en una discreta segunda fila, (podía ser contraproducente elegir a un presidente soldado para dirigir un club fuertemente militarizado en tiempos difíciles para el ejército) por bien de su Club. Veamos quiénes eran los compañeros de directiva de Mantecón Navasal:

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Convenía que un señor republicano fuese presidente del Betis en tiempos de la República recién constituida, eso sí, muy atado en corto, no fuese que se desatara. Los halcones que le rodeaban son como para que se le hubiese escapado de las manos.

Así pues, Benito Villamarín llega a la presidencia del Betis, por su alineamiento sin fisuras con Sáenz de Buruaga y todo lo que éste representa. Es un hombre de confianza de éste, y por extensión de Cuesta. Es un presidente ideológicamente fascista, alineado con los mandos militares del momento, un hombre leal al régimen, con todo lo que ello supone. Después, su carisma y sus buenas dotes organizativas, procuraron el reconocimiento generalizado y eterno de la afición bética, sobre todo a raíz de su temprano fallecimiento fruto de logros magníficos para el Club de la Palmera, gracias a su capacidad de influencia con las autoridades del momento, destacando singularmente el obsequio del campo de Heliópolis, del que ya hemos hablado.

También sufrió el rechazo de los seguidores e incluso llegó a ser abandonado por su directiva en pleno, pero eso es otra historia.

Pero no lo olvidemos, Villamarín es seleccionado personalmente por Cuesta y por Sáenz de Buruaga para presidir el Betis, porque abraza el mismo credo que ellos, y comparte también con ellos los mismos intereses, no sólo deportivos. Podemos ver perfectamente cómo en el Betis se replica el mismo plan de actuación que siempre guiaba las decisiones de Cuesta: mantenerse en un discreto segundo plano, dejando los méritos públicos para alguien más carismático y populista, situado en primera línea de fuego, para lo bueno y para lo malo, mientras él movía los hilos en la sombra, cómodamente, sin riesgo de indiscreciones. Así cuenta la historia que fue su papel junto a Queipo al gestarse el alzamiento, y así contamos nosotros que accedió a la presidencia bética. Mejor dicho, lo cuenta el propio protagonista, y también lo cuentan sus familiares:

“El cuarto hijo del matrimonio se llama también Benito Villamarín y reside en Madrid, es el único que lo hace fuera de Sevilla. Como toda la familia es bético hasta la médula porque la pasión de por el fútbol se vivía de forma muy intensa en aquel hogar. Guarda pocos recuerdos de su padre porque falleció cuando tenía 13 años, pero conoce bien la historia de la familia porque la ha oído muchas veces. Benito, que hoy tiene 57 años, recuerda que fue el general Sáez de Buruaga quien convenció a su padre para que aceptara la presidencia del aquel Club de Fútbol …”

(Fuente:http://www.laregion.es/noticia/145692/).

Buena parte de las magníficas relaciones de Villamarín con el ejército, más allá de la cortesía debida, las podemos confirmar, como casi siempre, (mejor que estas cosas salgan reflejadas más veces, no sea que albergue alguna duda), en los actos familiares a donde siempre acuden los amigos y dentro de estos, solo los más íntimos se destacan de entre todos. Así podemos comprobarlo en la boda de la hija de Villamarín.

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Por otro lado Villamarín tuvo un gran éxito como empresario con la exportación aceitunera a Estados Unidos durante la posguerra, especialmente en los años cincuenta y sesenta. Son los tiempos que siguen a “Bienvenido Mr Marshall”, y de dificultades y bloqueos para la España de Franco en materia comercial. Muy excepcionalmente se podían mantener relaciones comerciales con el mundo occidental surgido tras la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en la época previa al desarrollismo. Milagrosamente, Villamarín fue uno de los pocos empresarios de éxito en estas lides. Y ello no estaba al alcance de cualquiera. Para progresar en estos sectores se necesitaba contar con el apoyo institucional del régimen, había que ser de la cuerda franquista, en caso contrario, no tenías nada que hacer.

Otro ejemplo del acatamiento a las órdenes de sus superiores y de los tejemanejes del personaje, lo podemos observar en la deliciosa anécdota que nos cuenta el escritor y periodista Paco Robles en ABC de Sevilla 

"El nombre de la Virgen se le ocurrió al ecónomo don Julio Rodríguez de la Horra, cuando se creó la comisión previa a la fundación. Bonilla lo confiesa abiertamente: «Yo no sabía hasta ahora que la madre de Queipo se llamara Mercedes». Del nombre de la Virgen, Redentora de Cautivos, surgió la idea de la advocación del Cristo. ¿Otros vínculos militares?

«El general Castejón le hizo al Betis el favor de darle permiso a Isidro, padre de Quique Flores, para jugar un partido vital. Benito Villamarín quiso pagarle aquello y el general lo desvió a la hermandad recién nacida. Don Antonio González Abato, aquel párroco que recogía botellas para pagar los enseres, le pidió un paso para el Cristo, y Villamarín lo pagó». Eso es todo.

Han leído bien, estamos hablando del temible general Castejón, que tanto gusta al Sr. del Castillo para manipular y del que hablamos en un capítulo anterior, haciendo favores al Betis a cambio, claro está, de su correspondiente pago. ¿Cómo podemos llamar a todo esto, Sr. del Castillo?

Tampoco dudó nuestro personaje en rodearse, o dejarse rodear, de importantísimas personalidades con un curriculum envidiable. Así nos encontramos como en 1963 incluye en su directiva al General de la Guardia Civil Manuel Luengo Múñoz.

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El general Luengo en sus años mozos, contribuyó a la grandeza de la Patria con una actividad sin igual durante la "Cruzada" del 36 mandando columnas falangistas de "liberación" por los pueblos extremeños y andaluces. Como al parecer la guerra le supo a poco, tras ella siguió por los campos y montes españoles persiguiendo y extinguiendo rojos y bandoleros.

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Por cierto, en Hornachos (Badajoz) no lo quiere ver ni en pintura:

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Años más tarde el General Luengo aparece en otras juntas directivas béticas y sobre todo, en la junta consultiva junto a su amigo el archiconocido general José Cuesta Monereo. Poco tiempo después es nombrado presidente de la Federación Andaluza de Fútbol.

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Con semejante expediente, la verdad, cualquier comparativo posible entre Villamarín y Sánchez Pizjuán con respecto a sus ideologías, adhesión al régimen, aprovechamiento del mismo, uso de influencias políticas y obtención de beneficios para su club e incluso sus negocios personales, supone un triunfo por goleada de Don Benito. Esta es la realidad, admítanla y difúndanla entre los suyos, si de verdad quieren que creamos que son ustedes investigadores serios y objetivos, a los que no ciega el odio al Sevilla F.C.

Señor Del Castillo, aquí no estamos hablando, repito, de un general que visita el estadio sevillista y se le impone una medallita, incluso algún carguito como usted ha demostrado y bien, aquí de lo que hablamos es del USO DEL PODER EN BENEFICIO PROPIO Y CONTRA EL RIVAL, como puede comprobar. Ese es el quid de la cuestión querido amigo.

Terminaremos con nuestras conclusiones en el próximo capítulo, seguro que no será el último.

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LO QUE NO CUENTA LA PALANGANA MECÁNICA (VII)

6.- ¡VIVA LA REPÚBLICA!

Esta era la arenga con la que el general Queipo se dirigía a los sevillanos, a los que tomaba por tontos según consejo de alguien que los entendía bien, el Sr. Cuéllar, prototipo de “republicano”, como nos contaron historias pagadas con dinero público. Cuéllar, ya había sido bastantes años dirigente bético.

Además de en sus locuciones radiofónicas, así se podía leer el día 20 en ABC:

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Vayamos al principio de la historia: 14 de abril de 1931.

En esta fecha en España se proclama la II República.

En los años anteriores a esa fecha habíamos visto significados republicanos relacionados con el Sevilla Football Club; este hecho no encontraba reciprocidad con su club paisano.

Hubo que esperar a que llegara el 5 de septiembre de 1931 para que accediera a la presidencia bética un joven maño, José I. Mantecón Navasal, que llevaba en Sevilla desde 1925.

En poco menos de cinco meses, la cúpula militar bética tenía resuelto su problema de imagen, ya tenemos a un republicano, y de izquierdas de presidente. Hemos visto camaleones más lentos.

Mantecón supo rodearse de unos vicepresidentes con peso en la historia del club...

Vicepresidente Primero: D. José Mª Doménech.

Vicepresidente Segundo: D. Manuel Alonso Cueli.

Vicepresidente Tercero: D. Carlos Alarcón de la Lastra.

Vicepresidente Cuarto: D. Luis Taviel de Andrade.

¿Supo rodearse o lo rodearon? ¿Se inventó la cuchara antes del siglo XXI?

Mientras Mantecón y los Areso, Lekue, Urkiaga, Unamuno, Aedo e incluso el sevillista Euskalduna, entre otros, (según contaba José María de la Concha incluyendo al sevillista en la lista en un significativo lapsus), dignificaban la gloria republicana del Betis Balompié (sin Real, por supuesto), pese a que ninguno de ellos tuviera contrato en vigor con el Club a la hora del golpe militar, la foto del Sevilla Football Club, brazo en alto, en la final del Campeonato de España de 1939 ha sido durante muchos años, estandarte de la identificación fascista de los sevillistas. Así de simple es la creencia de los sevillanos, como bien vaticinó el Sr. Cuéllar.

Sobre lo del equipo desmantelado por la guerra ya se atreven a desmentirlo algunos béticos; lo del saludo, parece ser un acontecimiento superado, incluso el mismo Sr. del Castillo nos hace un repaso de diferentes acontecimientos en los que este saludo formaba parte de la liturgia del acto.

Mantecón dejó Sevilla en 1935 para regresar a su Zaragoza, aunque disfrutaría de la liga ganada por su equipo.

A Mantecón lo sucedió Moreno Sevillano.

Para conocer la personalidad de este señor, y poder averiguar en qué lado estaba antes de lo que tenía que pasar, dejaremos que el propio protagonista nos lo cuente. En una entrevista Moreno nos describe la relación directa de la Tertulia Bética, fundada en 1934, y de la que fue durante muchos años presidente, con la organización del club bético.

"Esta entidad bética fue la que alimentó y mantuvo al Betis Balompié durante la guerra. No tenían ni siquiera Secretaría, y se reunían aquí. Esta, en verdad, era la Secretaría del Real Betis Balompié."

En octubre del 52, cuando ascendió a general el coronel Bohórquez (significado impartidor de "justicia" en los días y años posteriores al alzamiento), esta tertulia fue la que organizó su homenaje, regalándole las insignias y el bastón de mando. Estos detalles y el emocionado discurso de su amigo Moreno Sevillano, presidente de la Tertulia Bética, los conocemos gracias al ABC de la época.

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Moreno Sevillano consiguió que el Betis Balompié fuera campeón de liga y ponerlo al borde de la quiebra, teniendo que desmantelar el equipo, en menos que dura una república.

Estos hechos nos llevan hasta el trágico 18 de julio de 1936, día en el que las bombas rebotaban en las farolas como si de pelotas de goma se tratasen, y quedó destruida la Secretaría del Betis, como bien dice la consejera del Real Betis Balompié Sra. Simó.

Ese día la República termina en Sevilla. Los siguientes días de julio y los primeros de agosto se dedican a apaciguar los alrededores. En los primeros días de agosto, el creador de la bandera del Betis (¿no es eso lo que cuentan algunos?) dejó de ver los colores de la Bandera Blanca y Verde para siempre…

La República ya era cosa pasada, y ya que hablamos de banderas, recuperemos el argumento de nuestra historia.

Es 15 de agosto, día de la patrona de la Archidiócesis, es fiesta grande en Sevilla, y además esta ciudad, en la que ya ha triunfado el Movimiento Nacional, se engalana para recibir al Generalísimo Franco. Ese día, en el Ayuntamiento de Sevilla, va a ondear la bandera de esta nueva España.

De tanto verlo no tendrán problema en reconocer al Generalísimo Franco. pero…

Como tantas veces, nuestro entrañable personaje de gafas redondas, no podía faltarnos a esta cita.

Ahí lo tienen, muy cerquita del Caudillo.

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Vayan a por palomitas y vean la película, se darán cuenta la importancia de estar en un sitio o en otro, de lo de los brazos en alto... y de los cariños a la República.

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